viernes, 2 de abril de 2010

Una terapia que funciona... según Reverte!


No sé de qué diablos protesto, a veces. Soy un gruñón bocazas, porque en realidad vivimos en un país fascinante. Según donde te sitúes o lo haga el azar, lo mismo puedes echar la mascada por sotavento que rularte de risa o estamparle besos al vecino de barra. Yo mismo, cuando tengo sobredosis de telediario y me asomo a la ventana pidiendo que llueva napalm y nos llueve a todos a tomar por saco, me organizo a veces una terapia que funciona de cine: corro al bar más próximo, pido una caña y una tapa, miro alrededor y tiendo la oreja. Así, muchas veces, lo que veo o lo que oigo, las vidas que hormiguean a mi alrededor, la pareja que habla en voz baja cogida de la mano en la mesa junto a la ventana, el currante que se come el bocata, la señora que entra a pedir un café con leche después de pasar veinte minutos charlando con las otras marujas en la puerta del mercado, la peña considerada de cerca, en resumen, me suben el ánimo.

3 comentarios:

Jaime Urrutia dijo...

" Bares que lugares, tan gratos para conversar.... no hay como el calor del amor en un bar "

Barman bipolar dijo...

Lo que os ahorràis los clientes en psicoanalistas, lo invierto yo en un psiquiatra argentino....

Pabellón Psiquiátrico dijo...

Mata un mono mata un inglés