De Mozart a Shakira

Escuchando Mozart estoy, todo pincho y relajado. Que ganas me están entrando de pillar una peluca, unos polvos blancos ( de esos no, traviesos ) y aprender a tocar con virtuosismo y maestría algún instrumento musical. Porque esto de la música clásica tiene su puntito. De igual manera que cada música tiene su momento y situación, esta fusión magistral de sonidos me hacen acariciar las teclas del PC, con una suavidad y celeridad inusitadas. Lo más divertido de todo es que realmente no se que estoy escribiendo, ni qué he venido realmente a contar. Simplemente compartir este momento, dulce momento de armonía musical.
Así que después de este momento maravilloso vamos al lío que me apetece ahora contar:
Los que me conocéis bien, bien, bien, sabéis que soy muy fan de María Isabel Mebarak uséase: Shakira. Por supuesto que me gusta, y mucho, como mi querida niña de Barranquilla mueve las caderas y se contonea hasta la extenuación. Pero queridos mortales, para mí Shakira es muuuucho más que todo eso. Compone sus canciones, sabe solfeo y toca varios instrumentos. Mantiene de verdad, obras sociales para niños a nivel mundial, y en su país especialmente.
Por eso hay veces que veo y escucho auténticas gañanadas, sin ningún tipo de argumento ni base para menospreciar a esta artista. Hay gente que no entiende cuando les digo que es rockera. Pero no se han molestado en escuchar su discografía ni su trayectoria musical. Sólo ven la MTV, Cuarenta Latino y todas esas cadenas repetitivas donde machacan sin cesar con wakas wakas, lobas, locas y demás tonterías. Pegadizas eso sí, pero al fin y al cabo canciones hechas para recaudar rápido y a otra cosa mariposa. Si a toda la discografía, los bailes maravillosos, los videos gloriosos que conservo, añadimos que está enrollada con Piqué ya mi círculo se cierra y maricón el útimo. Va por tí Shakira: