Empezamos el nuevo año y la nueva década, con la polémica y poco popular, ley antitabaco. El debate o discusión está servido por supuesto, estamos en España. ¡ Qué es eso de tomar el café, la caña o ver un partido de fútbol en el Tándem, sin poder fumar un cigarrillo ! Sin entrar en valoraciones reales, de higiene y salubridad, lo que realmente es y va a ser un problema son los integristas tabaquiles. Los fumadores, y los no fumadores o ex fumadores: todos. Los fumadores que nunca han sido respetuosos, con los que no querían aspirar pasivamente sus cigarrillos, serán con diferencia quién más se rasgen las vestiduras ante esta medida tan impopular.En la otra esquina del cuadrilátero tenemos a los no fumadores. Aunque curiosamente suelen ser más intolerantes, los ex fumadores que aquellas personas que nunca han fumado Insisto que hablamos de los extremos en intolerancia. La gran mayoría de los ciudadanos acatará dócilmente las nuevas leyes, sin buscar ni tener excesivos problemas de convivencia con sus congéneres. Hay que dejar de pensar que fumar es un vicio arraigado en nuestra sociedad. Fumar es una adicción, más o menos tolerada, pero una adicción al fin y al cabo. Así que también espero que sepamos comprender a los fumadores, que cada día que pasa tienen el coto más cerrado y clandestino, para dar unas caladas a su querido y adictivo tabaco. Por cierto, llevo 16 años detrás de una barra y soy ex fumador. Con esto quiero decir que comprendo a TODOS y cada uno de los implicados en este entuerto tabaquil. Y si a alguno no lo comprendo, no os preocupéis que no me lo vais a notar.........
Estos son mis principios, si no os gustan tengo otros.
Nos lo han publicado en Heraldo de Aragón.
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